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Fernando 2013-04-05 07:12:22

Descubrí que mi prima de 19 años, y de la cual soy muy amigo tiene el número de calzado que tienen las sandalias de brillante charol negras que le robé a mi mamá. Hay mucha onda con ella, así que esta noche me encargaré de convencerla de que se las ponga para mí. En caso de no querer ella hacerlo, esperaré a que se duerma con la ayuda de un tranquilizante, que me dará vía libre para que yo pueda disponer de sus hermosos pies con sus uñitas pintadas con esmalte transparente, le frotaré mi pija erecta y le colocaré una de las sandalias, la cual cojeré bien fuerte sin condón, mientras me lamo y chupo el otro par y miro fotos de Sabrina D con sus sandalias. Le enchastraré todos los piecitos con semen y luego, cuando me cance, los limpiaré con una toalla!

Fernando 2013-04-05 07:00:31

Hoy comienza un largo y duro día. Abro Internet y me divierto con las fotos de esta diosa: Sabrina D. Tomo las sandalias de Charol negras de mi mamá y me imagino que son de Sabrina y que en este momento las tiene puestas. Me las cojo salvajemente hasta vaciar mis testículos!, Viva las sandalias de charol!

Fernando 2013-04-05 04:28:27

Desde muy niño estimulo mis genitales con unas sandalias de charol negras muy parecidas a las de Sabrina D. que eran de mi mamá. Siempre las sacaba del placard cuando ella no estaba para hacer mis cochinadas, luego las guardaba en su sitio de nuevo. Al principio sólo le frotaba un rato mi polla, y no los lavaba - olían a pene de niño en desarrollo y ella ni cuenta se daba porque les ponía antes de calzarlas un poquito de talco -, yo era muy jóven en ese entonces y todavía ni semen generaban mis testículos y por eso no me preocupaban en higienizarlas luego del acto. Esto me calentaba mucho. Esta situación, provocaba mis más variadas fantasías, más aún en aquellas ocasiones en que mi madre se calzaba las sandalias de charol y me pedía a mí que la ayudara a acomodarse las dos tiritas gruesas que sostienen al pie de la suela de dicho calzado mientras se las ponía - para que tengan idea, son como las dos tiritas que tiene Sabrina en la parte de arriba de su sandalia, tal como se observa en las fotos de arriba, no hablamos de la tercer y última tirita que se sostiene en el tobillo. Pero a medida que fui creciendo, y que mis testículos expresaban mi calentura de macho en celo a través de la liberación de mis fluidos seminales, la suciedad en la sandalia se volvió mucho más abundante, olorosa y peligrosamente evidente. Así que cuando pintaba las sandalias con mi esperma, no me quedó más remedio que pegarles, al menos, una enjuagada para evitar que mi mamá se diera cuenta de lo que hacía. Cada vez que se ponía las sandalias mi mamá - siempre en ocasiones especiales - esperaba ansioso a que se las sacara y las dejara en el living para poder, una vez todos dormidos - mamá, papá y hermano - rozarle y frotarle mi inexperto, todavía por aquél entonces, miembro sexual en ellas. En una ocasión, siendo de noche, soñé con ellas y me desperté con la pija hecha un tronco a punto de eyacular. No podía sacarme de mi mente esas sexies sandalias, así que me acerqué a la habitación de mis padres y les dije que tenía mucho calor en mi habitación, alegando que su habitación era más fresca en esa calurosa noche de verano, y logré que me dejaran dormir allí tirando mi colchón al suelo, desde luego opté por el lugar en que tenía más cerca el placard. Esperé a que ellos se durmieran, y en forma muy lenta abrí el armario, saqué la sandalia correspondiente al pie izquierdo, la empecé a frotar por encima de mi ropa interior hasta que no aguanté más y saqué mi pija aún púber de mis calzones y comencé a friccionar fuertemente mi chota en el charol brillante de la primer tirita del calzado - la que acomoda los deditos de la dama - fue duro aguantarme los gemidos de placer. Al cabo de unos minutos me dí cuenta de que no tenía ningún papel higiénico o toalla que pudiera limpiar mi semen una vez terminado el acto, pronto a salir por cierto - era un volcán de espermas a punto de ser liberados-, pensé que no sería bueno que mi madre se diera cuenta de que un niño aún de 12 años se masturbara en su propia habitación y le enchastrara a borbotones las sábanas con su leche hirviendo, y menos que el estimulante haya sido sus sandalias de fiesta favoritas. Por ello, muy cuidadosamente, me levanté y decidí acabar en el baño de abajo mi acto extremadamente puerco. Ya en el baño y con más libertad pude experimentar cosas nuevas como lamerla y chuparla, cosas que no había heho nunca antes, hasta me la puse en mi pie - en ese entonces tenía el pie mucho más chiquito y me entraba justa. Imaginé que era el pie de una hermosa señorita que lucía un increíble y cogible par de sandalias. La estimulación llegó a su climax más alto y por fin acabé. Es eso escucho pasos, en la cocina: era mi mamá, yo no podía permitir que me viera en ese estado, es decir, con su sandalia de charol izquierda puesta en mi pie y cubierta de leche de la más espesa y caliente. Me metí inmediatamente en la bañadera con zapato y todo, prendí la ducha, y simulé que me estaba bañando. El problema era que era la madrugada ya, a lo que mi mamá preguntá enojada qué hago despierto a esas horas, a lo que yo respondo que tenía mucho calor y que me estaba dando un baño para sacarme el sudor de encima. Me creyó y se fue a dormir nuevamente. El problema fue al otro día, cuando tuve que esperar a que salieran mis padres de su habitación para poder reponer el objeto sexual de nuevo a su sitio. Casi me descubren, como en muchas otras oportunidades, pero por suerte nunca pasó, me daría mucha vergüenza si pasara. De todas formas hubo un par de veces que no encontré las sandallitas en el armario, sino que estaban desparramadas debajo de la cama de mis padres, y no fue en aquéllas oportunidades de fiesta en que comunmente estilaba ponérselas mi mamá y sacárselas luego en el living o el comedor, o para salir a algún otro evento importante, ni tampoco se las había visto puesto de entre casa. Lo raro, es que luego de un rato cuando iba a verlas de nuevo, terminaban en el ropero de vuelta. Probablemente mi papá le pedía a mi mamá que se las pusiera cuando cogían para estimular sus apetitos sexuales. Seguramente alguna que otra vez, mi papá se las habrá cogido también cuando ella las tenía puestas, por ende, y sin duda alguna me cogía yo las mismas sandalias que mis padres usaban como fetiche. Esto no me pone mal, pues yo también las disfrutaba, y aún lo sigo haciendo, pero esta vez sólo. En otra oportunidad, también memorable, estábamos en una fiesta, y de pronto mi mamá me dice que le dolían los pies de tenerlas puestas y que creía tenerlos un poco inchados por bailar con ellos; por supuesto me ofrecí a custodiarlas mientras ella seguía bailando con los demás invitados de la fiesta. Esta fue una de esas veces que fue realmente inolvidable: me metí en el primer baño que encontré, me encerré en él un rato largo, y le desparramé mi abundante esperma, procurando, luego, lavarlas y secarlas bien para poder entregárselas nuevamente en buenas condiciones cuando me las pidiera para ponérselas de nuevo cuando volviéramos a casa. Tiempo después, se separó mi mamá de mi papá, y por supuesto la buena noticia es que cuando hizo la mudanza, no se las llevó sino que las dejó en el placard donde siempre estaban, ahora ellas serían mías para poder saciar mis más bajos instintos y placeres animales. Recuerdo haberlas rescatado y habérmelas llevado a mi habitación. Esa noche fueron mías por completo, me las cogí horas sin parar, hasta oriné sobre ellas. Un día mirando internet me topo con las fotos de Sabrina D, rica y hermosa perra, y mi vida volvió a cambiar, tenía puestas en las fotos un par de sandalias de charol negras muy similares a las mías. A partir de ese entonces, ya no solamente tenía el calzado que me exitaba, sino también a la mujer que con sus sandalias puestas personificaba la lujuria misma. Lo que me gusta de ella son sus pies y como luce esas hermosas sandalias, que usa de por cierto en la mayoría de sus producciones fotográficas. Se que en el fondo le calienta mucho usarlas, y en especial debe pensar lo mucho que le calienta a los hombres como yo que las use haciendo esas poses infartantes. El novio tiene suerte, debe poder chuparle los pies con esas sandalias puestas y debe dejarle, en más de una ocasión, alguno que otro espermatozoide en ellas. Pero eso no me preocupa, me exita más. Sueño con algún día poder tener una mujer que tenga el número de calzado de mis sandalias para poder ponérselas en sus pies y poder frotarle mi pene grueso y erecto hasta que arda y desparramar toda mi leche en ellos una y otra vez. Por el momento, cada vez que tengo ganas de hacerme una buena paja, espero a que se vaya todo el mundo de mi casa, abro esta página, saco mis sandalias de mi escondite y estimulo mis genitales ambrientos con las sandalias de charol negras mirando las increibles fotos de esta perra del orto, acabando en ellas como siempre, viendo escurrir mi abundante semen blanco.

Fernando 2013-04-05 01:58:23

Como me gustaria coger las sandalias de charol de Sabrina D!!!

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